martes, 1 de noviembre de 2011
El globo de Betanzos 2011
He oído decir, uno, dos y tres días,
y más también:
El Globo es siempre lo mismo. Y que verdad tan cierta.
Y sí, el Globo de San Roque es como la Navidad.
En aquel anuncio de turrón e infancia.
Hay betanceiros en Coruña y en Madrid,
en las Américas y en las Europas,
y más lejos también.
Pero siempre vuelven,
a casa, por San Roque.
Dos de la tarde,
saludos de taberna y calleja.
Los años que pasan pero no pesan.
Qué tal te va? qué tal te viene?
Más tarde, tarde de damas y danzas.
Miradas al cielo de sol y nubes.
Lloverá?, no lloverá?, nunca llueve!
Incertidumbre.
Las once y media,
el Globo trepa torre arriba.
Y lo sujeta el que quiere.
Los más altos por lo alto,
los más bajos por lo bajo.
Y el corazón de papel arde en su interior.
Y se llena de orgullo y deseos,
y también promesas.
Y se va para alcanzar el cielo.
Brillo en los ojos y piel de gallina.
Y en el cielo, las estrellas,
y en las estrellas,
betanceiros que se asoman,
y que viven otra vida.
Ni en Madrid, ni en Buenos Aires,
y sí en el recuerdo.
Y tocan el Globo con sus manos,
y leen las buenas nuevas.
Qué tal nos va! qué tal nos viene!
Y cuánto los hechamos de menos!
Cuánto! Cuánto!
Y es que el Globo es siempre lo mismo,
que verdad tan cierta.
Un gran corazón de papel,
que nos une por un día para tocar el cielo.
Un año que acaba y otro que empieza.
Porque en Betanzos,
el dieciséis es Navidad,
y el dieciocho Año Nuevo.
Lo digo para que lo entiendas.
Y es que el Globo es siempre lo mismo, que verdad tan cierta.
Y no lo digo más, que ya lo he dicho tres veces.
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